PÚBLICO, 26 de septiembre de 2008
El diputado democristiano alemán Willy Wimmer, de 65 años, visitó en numerosas ocasiones Afganistán, Pakistán y sus países vecinos entre 1995 y 1998, por encargo del entonces canciller Helmut Kohl. Ahora, en contra de la línea de su partido, en el Gobierno de la canciller Angela Merkel, reclama la retirada inmediata de las tropas alemanas de Afganistán, porque sospecha que Estados Unidos no tiene interés en terminar esta guerra.
¿Cómo le miran sus compañeros democristianos en el Bundestag (la Cámara Baja del Parlamento) por defender una posición contraria a la del Gobierno?
He vivido otros tiempos. Durante la guerra de Yugoslavia era completamente diferente, había que contar con consecuencias. Hay compañeros que me dicen: pensamos igual que tú, pero tenemos tal o cual puesto en el Gobierno o en el grupo parlamentario, y por eso no tenemos margen de maniobra. Algunos han estado desde el principio contra esta intervención, y no ocultan su opinión.
¿Qué impresión destacaría de los años en que visitó a menudo esos países?
Me pareció increíble y alucinante que estadounidenses, saudíes y paquistaníes alumbraran a los talibanes y los usaran para defender sus intereses estratégicos en Afganistán. Los talibanes tenían entonces el encargo de penetrar hacia el norte desde Pakistán, a través de Kandahar y Asia Central, para defender las rutas de suministro de petróleo y gas que llevaban a India desde Afganistán y Pakistán. No se puede crear un peligro para combatirlo a continuación. Creo que nuestros aliados, especialmente estadounidenses y británicos, deberían dejar de implicarnos de esta manera.
Algunos autores sugieren que la CIA apoya a los talibanes para mantener inestable Afganistán y Pakistán. ¿Le parece plausible?
En mi último viaje a Islamabad y Kabul, la primavera del año pasado, representantes de los servicios de información paquistaníes me dijeron que seguía habiendo contactos entre EEUU y los talibanes. Si se trataba de la CIA, eso no lo sé, pero cuando interlocutores oficiales paquistaníes me lo dicen, y en presencia de nuestro embajador, entonces sólo puedo decir que esa tesis no es despreciable.
¿Arrojan esos contactos nueva luz sobre la reciente evolución del conflicto, con la extensión de la guerra a territorio paquistaní?
No quiero relacionar esos contactos con la situación actual, pero hay que saber que existieron para entender quién colabora con quién. La situación en el noroeste de Pakistán y en el sur de Afganistán no es completamente independiente de estas cosas, pero también tiene una dinámica propia. No subestimo en absoluto el componente de Al Qaeda, pero debo preguntarme: si nosotros los alemanes, o la OTAN, podemos localizar exactamente a los que apoyan a Al Qaeda en esa zona con nuestras capacidades tecnológicas, no entiendo que todo siga igual. Creo que los países occidentales lo simplifican todo. La cosa funciona según conceptos de lucha acuñados por EEUU que nos hunden cada vez más en la ciénaga afgana, con consecuencias imprevisibles. Me cuento entre quienes no descartan por completo que estemos en Afganistán, no solo por el 11 de septiembre, sino para usar Afganistán como zona de entrenamiento de tropas para futuros conflictos en toda la región.
¿Habla de los alemanes?
No, de todos. De todos. Futuros conflictos: Irán, Pakistán, India, China. Generales británicos dijeron hace un año aquí en Berlín, en un encuentro público con el ministro de Defensa alemán, que había que prepararse para 40 años de guerra en Afganistán. Y ahí sólo puedo decir: esto no puede ser. Tras siete años de guerra, hay que preguntarse realmente qué hacemos y cómo salimos. Canadá ha anunciado que se retira en 2011. Holanda también se lo está pensando. Cuando empiece esta avalancha, también otros se irán. No creo que nuestra sociedad esté de acuerdo con seguir en guerra 40 años sin saber para qué.
¿Está interesado EEUU en mantener la inestabilidad en Afganistán y Pakistán?
El presidente afgano, Hamid Karzai, me dijo en mi última visita a Kabul que EEUU hubiera podido terminar esta guerra hace cuatro años, pero no lo hizo porque tenía sus motivos. Si esto es así, hay otra razón para terminar nuestra presencia allí. Si nuestros aliados estadounidenses no tienen ningún interés en la pacificación y la retirada, me parece contraproducente permanecer ahí.
¿Asumen EEUU y la OTAN víctimas civiles para mantener esa inestabilidad?
No puedo sacar esa conclusión porque no tengo pruebas. Pero en Afganistán no puedo distinguir entre civiles y combatientes, es el mismo problema que en Vietnam. Al final, todo acaba en contar muertos. Si se asume esa alta cifra de civiles muertos, hay que añadir a la cuenta que en Afganistán existe la venganza de sangre. Y esto lo saben militares, diplomáticos y las ONG.
¿Cómo sería una retirada razonable?
El Gobierno debería mirar cómo lo hizo España al retirarse de Irak, y cómo quieren hacerlo Canadá y Holanda de Afganistán. No puede ser que estemos en el octavo, noveno, décimo año de guerra sin tener respuesta sobre su sentido. Estoy convencido de que ,si las cosas siguen así, el apoyo social a la OTAN en Europa va a caer rapidísimamente. Si siguen aumentando las víctimas militares y civiles, la gente dejará de entender a la OTAN. Si Canadá y Holanda empiezan a retirarse, ¿querrá el Gobierno alemán seguir entre los tontos? ¿Querremos ser los últimos?